Cuando llegué a la casa de Eduardo, descubrí que había convertido su sala en un site...
Sabemos que los tiempos han cambiado y que debemos adaptarnos. Muchas personas argumentan que son más eficientes trabajando desde casa, mientras que muchas otras no están dispuestas a sacrificar el ritmo de vida dentro de una oficina. Y eso tiene una explicación, todo va sujeto a un enorme DEPENDE.
En primer lugar debes considerar que cada ciudad tiene su propio ritmo y que algunas ciudades se han hecho intransitables por la cantidad de autos en las calles, por ejemplo: Bogotá, la Ciudad de México, São Paulo, Santiago o Buenos Aires.
También hay que tener en consideración que cada industria y posición tiene requerimientos distintos. La industria de la manufactura no tuvo opción a home office, por una simple razón, si paran su producción, comenzaría una reacción en cadena global, consecuencia de la falta de productos de cualquier cadena productiva. Muestra de ellos fue la crisis de los microchips, bastó una semana sin producción para que la industria automotriz cayera en desabasto por meses.
En la industria de la tecnología, en cambio, el home office ya era algo natural y rutinario, no había necesidad de ajustar nada porque ya lo hacíamos antes y lo seguiremos haciendo por mucho tiempo más. Sin embargo – y aquí viene la anécdota de Eduardo – es importante saber hasta dónde podemos llevar la oficina al hogar.
Eduardo solamente tenía que ir una vez por semana a la oficina para revisar el site, si acaso, a veces, cuando algún servidor se alertaba y requería trabajo en sitio. Pero había un equipo en particular, que alojaba las bases utilizadas para armar infocubos, que frecuentemente se alertaba porque los logs se saturaban y había que reiniciarlo manualmente.
Dado que Eduardo tenía pocos muebles y no tenía familia, decidió llevar el servidor (era de torre) hasta su casa… y fue tanta la comodidad que así fue haciendo con otros. Pronto su cuenta de luz, entre servidores y aires acondicionados, se volvió insostenible, entonces, reclamó a la empresa exigiendo apoyo económico… Los servidores regresaron al Site al día siguiente.
En conclusión, todo en exceso es malo. No seas como Eduardo y aprovecha las vueltas a la oficina para disfrutar el mundo, que todavía tiene mucha belleza por ofrecernos.